Cambia el escenario, pero los actores son siempre iguales. Un grupo de inadaptados, dueños de una verdad simplificada y por ende triste, que se arrogan la representatividad de toda una hinchada, que en “algunos casos”, se hace la distraída y avala desde el silencio o la indiferencia este tipo de acciones, por un puñado de malos resultados. Ellos también son violentos aunque no lo expresen nítidamente. Pasa aquí y allá. Es una de las más dolorosas postales que muestra el fútbol nuestro.
Otra vez en Colón se recreó una atmósfera repetida en los últimos tiempos. Otra vez obcecación, desorientación. Todo parece improvisado, o lo que podría ser mucho peor… “LIBERADO”. Como en la asamblea? Como en la tribuna sur en la Copa? Como en el playón el 4 de junio 2022? Tal vez!
“Se criaron cuervos y hoy se sacan los ojos…” y a río revuelto, ganancia de los que agazapados saben contaminar más la escena y si es con actitudes violentas, mucho mejor. Todos mediocres pero feroces en su cobarde medianía por mandar. Es el más perfecto y desnudo ejemplo de la crueldad imbécil. Hacen mal Y LO SABEN…
La vigencia del fenómeno barrabrava nos deja expuestos a todos, cada uno en su rol (dirigentes, jugadores, periodistas y hasta el hincha genuino) si los dejamos cruzar con tanta ligereza la frontera para cometer sus tropelías harto conocidas, como ocurrió en la Copa Libertadores, o en el festejo del aniversario del título.
Obscenos e inmorales son los propios barras y sus cómplices, muchos de ellos responsables pasivos. Inmorales somos, finalmente, todos aquellos que aún desde la denuncia estéril empezamos a aceptarlos como actores inevitables cuando su accionar remite, sencillamente, a un sistema delictivo que se combate tan livianamente, que son capaces de hacer lo que se les cante sin la más mínima restricción ni resistencia. Me siento cómplice de toda esta lacra que daña con frenesí las vísceras del fútbol santafesino, cuando me sumo al coro de analistas de un drama que ya no merece más análisis y que debiera tener otro tipo de cuidados más intensivos en estamentos superiores al periodismo.
Ayer hubo un ingreso de 20 o 30 muchachones a un lugar que cuenta con seguridad. Hubo “charlas subidas de tono”, y lo que es peor, aún con el llamado a la policía (llegaron 3 patrulleros), hasta la noche del martes no había denuncias.
En el fútbol tenemos una desmedida consideración por el triunfo que nos hizo fuertemente competitivos, hasta que nos volvimos fundamentalistas del éxito. Las presiones obnubilan a todas las partes, incluso, cuando apenas se cumplió un año del mayor éxito de la historia del club del barrio Centenario. El “ganar como sea” ocupa un lugar de privilegio en el mensaje final. Como si para alcanzar el triunfo no fuera más fácil estar tranquilos, en armonía, apoyados,… y EN PAZ.
En Colón el mañana apremia y obliga a revisar, evaluar y sobre todas las cosas, a decidir y actuar sobre el cada vez más violento accionar de estos «tipos». NO SE PUEDE SEGUIR NATURALIZANDO TODO!
Basta de actos violentos disfrazados de proteccionismo. Basta de justificaciones absurdas y de excusas sórdidas. Basta de complicidad. Basta de la increíble impunidad de un grupo de «apretadores» caminando por los pasillos de un Predio con seguridad. Definitivamente basta de confundir folklore con violencia. Basta de barras «mandando»!!! Basta…!
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Por Gustavo Mazzi, especial para SOY Deportes
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Fuente: SOY Deportes
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