La historia de un ex jugador de Colón tiene tintes de una película hollywoodense. De chiquito se probó en River, pero al no reunir las características físicas que le exigieron, lo rebotaron y de ahí viene el apodo Sopa.
Manuel Santos Aguilar nació futbolísticamente en San Lorenzo de Almagro, en épocas de vacas flacas y quedó libre por haberse peleado con la dirigencia que presidía Fernando Miele. En su etapa de formación, compartió las inferiores azulgranas con Javier Milei, en tiempos en los que “fueron pocos los que llegaron a Primera, porque no le daban mucha importancia a subir juveniles”.
Tras quedar libre en Boedo, recaló en el fútbol de Sudáfrica, donde presenció la liberación de Nelson Mandela. Cuatro meses más tarde, volvió a Buenos Aires para ascender a Primera División con Estudiantes de La Plata, que le devolvió las ganas de seguir viviendo. En 1998 pasó por Colón de Santa Fe y luego fue a ser campeón con Talleres de Córdoba en la Copa Conmebol 1999.
“Al salir campeón con Talleres, nos iban a pagar 300 mil dólares a cada uno. Pero producto del corralito del 2001 nos pesificaron la deuda y al cambio te quedaban 45 mil de esa misma moneda. De esta manera, terminamos perdiendo mucha plata en base al acuerdo que habíamos logrado antes de la devaluación económica”, recuerda el Sopa Aguilar.
En el final de su carrera, se recibió de abogado mientras jugaba en el Ascenso. Hoy, trabaja en el Ministerio de Comunidad de la Provincia de Buenos Aires, y sueña con llegar a la FIFA como jurista deportivo.
– ¿Cuándo te recibiste de abogado?
– Hace 10 años. Empecé a los 37 y me recibí a los 43 en la Universidad Católica de La Plata. Estoy abocado al derecho deportivo. Hice cursos que están ligados al deporte, como administrativo y contractual. Estoy peleándola, porque al salir un poco del sistema, me cuesta un poco volver a entrar. Me gustaría poder ingresar a trabajar en alguna institución, pero sigo insistiendo y esperando a tener alguna oportunidad.
– ¿En las Infantiles tuviste de compañero a Javier Milei?
– Estuvo atajando un año, más no. Integró una categoría de la que salieron Alejandro Simionato y Jiménez, que llegó hasta la Reserva y después le perdí el rastro. Fueron pocos los que llegaron a Primera, porque en esa época no le daban mucha importancia a subir juveniles. Milei fue arquero en la categoría 70. Estamos en el grupo con Pancho Ozzán, Gabriel Arena, Mariano Lisanti, quien hoy es el preparador físico del entrenador Leo Madelón, y ellos mandaron fotos al grupo diciendo que Javier había atajado un año. Yo a esa altura alternaba entre la Sexta y Primera División, por eso no estuve mucho tiempo con “La 70″, que en esa época era la mejor categoría de San Lorenzo. En Cuarta División te juntás con chicos de otras categorías, pero yo alternaba con la 67 y 68, que tenía al Flaco Moner, entre otros. Sucede que pasan tantos compañeros que alguno se te olvida.
– ¿Qué te llevó a colgar los botines?
– Dejé a los 35 años. Físicamente estaba para seguir jugando. Se me fueron cortando las oportunidades de jugar en clubes de Primera. Fui decayendo anímicamente y no tuve ese golpe de suerte de que me llamara algún equipo que me interesara. Estaba en Almagro y me tuve que ir. Recalé en Defensores de Cambaceres y colgué los botines en Douglas Haig.
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Fuente: SOY Deportes
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