Por Darío Fiori
La importancia de la pelota parada en el fútbol argentino es innegable. Cuando un equipo cuenta con un lanzador preciso y un receptor astuto y saltarín, entrenados sistemáticamente, pueden convertir goles y ganar partidos que quizás no merecían. Aunque algunos puedan calificarlo erróneamente como falta de concentración, la realidad es que la pelota parada bien trabajada puede perforar a cualquier defensa, incluso a la mejor organizada.
Incluso equipos que poseen un lanzador afinado para pegarle directamente al arco tienen una gran ventaja. La precisión de estos lanzadores hace que la defensa y el arquero tengan que lidiar con desmarques, bloqueos sólidos y cortinas demoledoras, recursos estratégicos tomados del baloncesto, que el equipo beneficiado con la falta utiliza para liberar a sus receptores.
Sin embargo, lo peor de todo es que, a menos que se realice una buena lectura previa de la jugada, siempre dominan aquellos que conocen el tipo de pelota que se va a lanzar, generalmente mediante señas que codifican el movimiento. En ese instante crucial, se define quién tiene el control y quién tiene que correr detrás de la zanahoria, es decir, todos los que intentan evitar el gol. Ante la perfección en la ejecución, ninguna concentración o atención máxima puede evitar que la pelota termine en el fondo de la red.
Un martes 13, Colón le pagó «con la misma moneda» a Estudiantes. Un clásico de la casa. El laboratorio en todo su esplendor. El trabajo y la práctica al servicio del equipo. La pelota parada, una marca registrada de la historia Pincha, que tuvo como bandera a Osvaldo Zubeldía, Carlos Salvador Bilardo, y Ricardo Zielinski en la era modera, se convirtió en el sabalero la llavera para destrabar un partido, que en la previa era muy complicado.
La pelota parada es un recurso que ha sido denostado por muchos entrenadores y desaprovechado por varios equipos en el fútbol. A pesar de su potencial para cambiar el curso de un partido, es evidente que no todos los equipos logran sacarle el máximo provecho.
La crítica principal hacia el uso de la pelota parada radica en la dependencia excesiva de este recurso como medio para conseguir goles. Algunos entrenadores argumentan que un enfoque demasiado centrado en la pelota parada puede limitar el juego creativo y la capacidad de generar jugadas de ataque elaboradas. Si un equipo no es capaz de generar peligro en situaciones de juego abierto, su dependencia de la pelota parada puede volverse predecible para los oponentes y limitar su capacidad para sorprender y desequilibrar.
Además, la efectividad de la pelota parada depende en gran medida de la calidad del lanzador y la habilidad de los receptores para aprovechar las oportunidades. No todos los equipos cuentan con jugadores que posean la precisión necesaria en los lanzamientos ni con receptores que sean eficientes en el juego aéreo. Esto puede limitar las posibilidades de éxito en la pelota parada y hacer que sea menos confiable como estrategia ofensiva.
A pesar de los argumentos en contra, es innegable que la pelota parada puede ser un recurso valioso si se trabaja de manera adecuada y se integra de manera equilibrada en el estilo de juego del equipo. Es importante que los entrenadores encuentren un balance entre la pelota parada y el juego elaborado, aprovechando los momentos adecuados para utilizar este recurso y evitando caer en una dependencia excesiva.
En el caso específico de Colón, donde la pelota parada durante muchísimos años le dio resultados positivos. En resumen y para justificar el por qué Colón se llevó los tres puntos, la pelota parada bien trabajada puede cambiar la historia de un partido y beneficiar a cualquier equipo, sin importar su nivel de competencia. La combinación de un lanzador preciso y un receptor astuto y saltarín puede convertir goles y dar victorias incluso en situaciones complicadas. Es un recurso estratégico que ha demostrado su efectividad a lo largo del tiempo y que continúa siendo relevante en el fútbol argentino y en el mundo entero.
Desde que asumió en la cuarta fecha ante Huracán, Colón, de la mano de Néstor Gorosito volvió a ratificar el buen andar que posee en el Cementerio de los Elefantes, logrando una destacada marca de 3 victorias y 6 empates. Esta fortaleza, más que rendimiento generó un clima de optimismo y entusiasmo en la gente, quienes han vuelto a creer en el equipo en su propia fortaleza.
El impacto de Gorosito en el conjunto sabalero es innegable. Su llegada le dio lugar a un cambio de actitud en los jugadores, quienes se han mostrado más sólidos y comprometidos en cada encuentro. El entrenador supo transmitir una mentalidad ganadora y logró construir una base sólida en defensa con la línea de tres defensores, que se transforma en cinco una vez que pasa de ataque a defensa, lo que permitió que el sabalero se mantenga invicto en su estadio desde la llegada de «Pipo».
Históricamente, el Cementerio de los Elefantes fue considerado un terreno díficil para los equipos visitantes, pero con la llegada de Gorosito, se volvió a convertir en una verdadera pesadilla. Si bien ganar es fundamental, el hecho de no perder y sumar puntos en cada partido disputado en casa demuestra una gran solidez y consistencia. Estos resultados contribuyen a fortalecer la confianza y a mantener al equipo en la pelea por escapar primero de la tabla del fondo, y luego, por qué no ilusionarse a fin de año a clasificar a un torneo internacional como la Copa Sudamericana, donde supo llegar a la final en 2019.
El contexto que rodeaba al partido del equipo sabalero contra Estudiantes de la Plata generaba una situación «especial» para el club y su gente. Había una necesidad de darle una alegría a la gente en casa después de dos empates sin brillo frente a Barracas Central y Central Córdoba. Además, el equipo había atravesado una racha de cuatro partidos sin victorias y solo había obtenido 3 puntos de los últimos 12 posibles, lo que los colocaba nuevamente en una posición de riesgo en la tabla de posiciones.
Es comprensible que la hinchada sabalera tenga un vínculo especial con Domínguez por sus logros pasados, pero es importante evaluar el presente y el rendimiento del equipo en su conjunto. El éxito en el fútbol se basa en el trabajo en equipo, la táctica, el rendimiento individual de los jugadores y la capacidad de adaptarse a las circunstancias del partido.
Por lo tanto, si bien es entendible que los sabaleros esperen un resultado positivo en este partido y sientan una conexión emocional con Domínguez, es necesario tener en cuenta que el rendimiento y el trabajo en equipo son los factores fundamentales para alcanzar el éxito en el fútbol actual.
Y, más allá de que todavía no encuentra un generador de juego, igual se las arregla para imponer condiciones y que le marquen pocos goles. Evidentemente, la localía es una aliada de ocasión y este martes por la tarde, la hizo valer una vez más. Y, más allá de que todavía no encuentra un generador de juego, igual se las arregla para imponer condiciones y que le marquen pocos goles. Evidentemente, la localía es una aliada de ocasión y este martes por la tarde, la hizo valer una vez más.
Es cierto que la cosecha ante Instituto, Barracas Central y Central Córdoba (2 de 9 ante rivales de menor jerarquía), pero se le presentó una gran oportunidad ante un rival que venía de 16 partidos sin conocer la derrota. La última vez que el Estudiantes de Eduardo Rodrigo Domínguez cayó nada más y nada menos que en el clásico platense. Y que hasta ahora han desembocado en resultados que alimentan una campaña, desde su llegada, buenas presentaciones de local, y de visitante, con el triunfo ante Boca.
Si Colón lo supo aguantar ante los arrestos individuales de Estudiantes en el segundo tiempo, fue gracias a Facundo Tomás Garcés (8). El desempeño de La Garza ante Estudiantes de la Plata fue notable y tuvo un impacto positivo en el rendimiento del equipo sabalero. Demostró estar siempre atento en defensa, realizando cruces importantes, tanto por izquierda como por derecha, relevando siempre a los marcadores de punta. No le tembló el pulso cuando la tuvo que mandar al tiro de esquina. En el primer tiempo, comenzó algo dubitativo pero neutralizó de la mejor manera correcta la marca de Mauro Boselli, uno de los mejores centrodelanteros de jerarquía que tiene nuestro fútbol argentino. No solo se destacó en defensa, sino que también aportó en el aspecto ofensivo del equipo. Abrió el marcador con un centro preciso de Delgado al segundo palo, anotando un gol de cabeza que venció la resistencia del arquero rival, Mariano Andujar. En el segundo tiempo, evitó lo que pudo haber sido el 1-1. Anticipó a Nardelli, quien cometió un error al cerrar la marca, el ex Quillá llegó antes y logró sacar la pelota del arco con un toque preciso utilizando el taco.
El desempeño de Gian Nardelli (7) en el partido fue notable y dejó una impresión positiva en el rendimiento del equipo. Se mostró compacto en la marca, estando siempre atento para realizar cruces y despejes importantes. Jugó concentrado durante los 90 minutos. Supo aprovechar la ausencia de Goltz y las dudas (posterior) salida de Acevedo del equipo. Siempre le tocó ingresar en momentos desafiantes. El claro ejemplo fue ante Central Córdoba, cuando el equipo estaba perdiendo 0-2 en casa, resultó en una remontada exitosa, logrando un empate 2-2. Esto demuestra su capacidad para aportar soluciones cuando el equipo lo necesita.
Además, en el partido contra San Lorenzo, un rival de alto nivel que persigue al puntero River, fue titular y nuevamente demostró un buen desempeño. Su presencia en el campo de juego fue importante para mantener un resultado interesante de 0-0. Sin embargo, es justo mencionar que tuvo un momento de dificultad en el cierre de una jugada contra un delantero de Estudiantes, lo que pudo haber resultado en un gol en contra. A pesar de esto, se mantuvo firme y sólido en el resto del partido.
De menor a mayor Baldomero Perlaza (6). Especialmente en el segundo tiempo. Cuando el equipo estaba compartiendo «golpe por golpe» en términos boxísticos, se adueñó de la pelota y manejó los tiempos. A veces se lo puede criticar de que su traslado es lento, pero cada vez es más influyente a medida que avanzaba el partido. Llegó al equipo en silencio, logró superar un comienzo flojo y demostró una mejora constante desde la llegada de Gorosito. Su zancada, habilidad en el pase y control del balón fueron aspectos destacados de su desempeño. En los momentos finales del partido, tuvo una aproximación por la banda derecha y mostró su capacidad de generar peligro. Su remate estuvo cerca de encontrar el gol, demostrando su determinación y capacidad para crear oportunidades de ataque.
De mitad de cancha hacia atrás, nuevamente, Ignacio Chicco (6) mantuvo la valla invicta. En el primer tiempo, mostró seguridad al enfrentar los intentos ofensivos de Estudiantes. A pesar de que el equipo platense merodeaba el área, se mantuvo atento y fue capaz de contener un remate de Boselli en el área, incluso a corta distancia. En el segundo tiempo, continuó mostrando su presencia en el juego al descolgar algunos buenos centros. Esto demuestra su capacidad para anticipar los lanzamientos y su habilidad para dominar el área y proteger su arco de posibles peligros.
Eric Meza (5) alternó buenas y malas. Si bien mostró destellos de buen juego, especialmente en el segundo tiempo, tuvo momentos en lo que tuvo dificultades para mantener la posición defensiva. Mostró intenciones de progresar en el ataque, pero su participación en la mitad de cancha y en adelante fue limitada. Aunque intentó sumarse al juego ofensivo, no logró tener un impacto significativo en esa área del campo. Por momentos, tuvo dificultades al enfrentarse a los jugadores rivales Benedetti y Sosa, quienes lograron complicarlo en su sector defensivo.
Lo dicho ya de Garcés y de Nardelli, quién en la óptica de SOY Deportes están en el podio de los tres mejores jugadores del Colón de «Pipo», se encuentra Rafael Delgado (6). Había comenzado con ciertas dificultades en el manejo de la pelota. Ante San Lorenzo venía de ser la gran figura, siendo templista y firme en la marca. Quiso realizar un cambio de frente que derivó en un llamado de atención por parte de Estudiantes. No obstante, se remedió con un centro preciso al segundo palo para que Garcés anote el único gol del partido. Lamentablemente, se tuvo que retirar antes de que finalice la primera mitad, por una molestia muscular. Lo reemplazó Vega y Gorosito pasó a jugar con un 4-4-2 sumando un volante más para detectar el jugo interior del Pincha.
En el primer tiempo, Augusto Schott (5) tuvo dificultades para contener a Godoy, quien aprovechó su velocidad y explosividad para superarlo en los duelos individuales. Se vio superado en el mano a mano y tuvo dificultades para contener al extremo derecho. Ya en la parte final, mejoró su rendimiento defensivo al ajustar sus marcas y cumplir con su función de darle una mano a Álvarez. En ese aspecto, mostró compromiso y dedicación para colaborar en la contención del rival. No obstante, tuvo pocas oportunidades para progresar en el ataque. Capitalizó un rechazo de Estudiantes y remató, pero la pelota se fue afuera.
Durante el partido, Leonel Picco (4) no logró imponerse en varias facetas del juego. En términos de recuperación de balones, tuvo poca incidencia y no logró ejercer una presión efectiva sobre Zuqui y Rodríguez. Su mejor acción fue ponerle una pelota de gol a Juan Pablo Álvarez. .
Por otra parte, Juan Pablo Álvarez (6) mostró un rendimiento aceptable en el partido, destacándose por su despliegue y intensidad en el terreno de juego. Si bien no realizó jugadas espectaculares que llamaran la atención, cumplió con su labor de manera consistente a lo largo del encuentro. Se caracterizó por su entrega y esfuerzo, demostrando compromiso en cada acción que realizaba. Su despliegue físico le permitió participar activamente en las jugadas y contribuir al juego colectivo del equipo. Si bien no logró concretar una oportunidad clara de gol a pesar de la asistencia de Picco, su participación en el ataque fue valiosa.
Arriba, Ramón Ábila (7) tuvo un rendimiento destacado en el partido, mostrando su versatilidad y capacidad para adaptarse al juego del equipo. Aunque no logró marcar goles en esta ocasión, desempeñó un rol importante como armador y colaborador en la generación de jugadas de peligro. Se destacó por su entrega y determinación en la cancha. Se «fajó» con los centrales, luchó cada balón y no dio ninguna pelota por perdida. Además, mostró compromiso defensivo al contribuir en la recuperación de la posición cuando el equipo lo necesitaba. Asistió a Pierotti cuando comenzaba el partido. También tuvo un intento desde larga distancia que así sorprendió a Andújar desde 40 metros. En el segundo tiempo, su habilidad y velocidad generaron un penal a favor del equipo, aprovechando la displicencia y lentitud del defensor contrario. Si bien el VAR anuló una jugada por un fuera de juego, Ábila demostró su capacidad para crear peligro en el área rival. Se fue reemplazado con aplausos.
Por último, Santiago Pierotti (6) hasta cuando le dio el físico, cumplió de manera positiva. En el primer tiempo, intentó desbordar por la derecha y metió un centro para Ábila, pero Núñez cortó el ataque. Generó la falta del tiro libre que ejecutó Rafael Delgado al segundo palo para la presencia del zaguero central que ganó en el área y de cabeza a la salida de un tiro libre, puso en ventaja al sabalero, que no venía jugando bien, pero en unas de las jugadas más concretas, se adelantó en el marcador. En el complemento, se lo vio algo lento al de Pilar, que estuvo en duda para este cotejo debido a una molestia muscular. Se llegó a especular con el ingreso de Farías. Sin embargo, Pipo le dio la confianza para que esté como titular en este partido. Fue amonestado por una dura infracción, llegó a la quinta amarilla y no estará en el próximo encuentro.
Los que ingresaron
Cristian Vega (6) tuvo una actuación aceptable durante el tiempo que estuvo en el campo. Fue un cambio táctico para reforzar el centro del campo en un sistema de juego 4-4-2 y cumplió con su función en esa posición.
Andrew Teuten (-) quién se desempeñó como lateral izquierdo en lugar de Schott, se enfocó principalmente en la defensa y en asegurar su sector, mostrando poca participación en el aspecto ofensivo.
Jorge Benítez (-) no tuvo oportunidades claras para definir durante el partido. A pesar de los espacios que pudo encontrar en la defensa rival, no logró concretar ninguna ocasión frente al arco.
Aunque sumó minutos, a Facundo Farías (-) le costó entrar en ritmo de juego y mostró algunas imprecisiones. Tuvo una aproximación al arco que se fue cerca del poste izquierdo, pero también perdió una pelota en la mitad de la cancha cuando el equipo estaba mal posicionado.
Julián Chicco (-) ingresó en el encuentro para aportar en labores de recuperación y, en los pocos minutos que estuvo en cancha, mostró buena ubicación y realizó algunos anticipos destacables.
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Fuente: SOY Deportes
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